Agotados y contentos y cuando el ambiente nacional estaba copado  el pasado fin de semana por elecciones municipales y Coronavirus, ocho ciclistas veteranos, algunos de tercera edad,  ofrecieron un admirable ejemplo de turismo interno: concluyeron el  Tour Huella Verde, un recorrido de 1.552 kilómetros alrededor del país, que les tomo18 días, con un objetivo: educar sobre la necesidad de evitar el uso de plásticos.

Satisfechos y optimistas, llegaron la tarde  a la Puerta del Conde Andrés Zaglul, Amin Félix Deyanira Gautier, Juan Luis Rodríguez, Elías Vandherlinder, Francisco Valerio, Adonai García y Garybaldy Read, franqueados de un grupo de ciclistas  jóvenes que le acompañaron en el tramo final desde Juan Dolio a Santo Domingo.

Físicamente, cuentan los ciclistas, los tramos más desafiantes fueron Los Arroyos, Puerto Escondido, La Descubierta, Hondo Valle, Pedro Santana y Restauración  por sus cuestas empinadas y la temperatura inclemente.

Dijeron que sintieron orgullo dominicanista al disfrutar de los paisajes de Punta Rusia, La Isabela, Las Terrenas, Samaná, Sabana de la Mar y Miches, destinos que consideraron como suficiente justificación para pedalear el país.

Elogiaron el trato recibido como turistas internos en Punta Cana y Juan Dolio “en donde recibimos las mejores atenciones que pueden recibir unos mortales” apuntó Rodríguez.

Los  integrantes del equipo Huella Verde que realizaron la travesía de 1552 kilómetros con una elevación acumulada de 14,560 metros.

El mensaje

Juan Luis Rodríguez, ciclista veterano  dijo que el propósito del tour fue  educar para  evitar el empleo de plásticos de un solo uso, (botellitas plásticas, vasos, platitos, calimetes o sorbetes).

“Esos plásticos son lanzados a los campos y ciudades para llegar  a cañadas y Ríos, concluyendo en el mar afectando la fauna marina y dañando el ecosistema ya que estos plásticos no son biodegradables” dijo Rodríguez.

Estos turistas  internos inusuales atravesaron las sierras de Neiba y de Bahoruco, cruzaron por la Cordillera Central y en las zonas fronterizas  observaron la  escasez de oportunidades de producción  de sus habitantes, además de que vieron de primer mano la depredación  del suelo de nuestros vecinos  haitianos que contrasta con el verdor del área dominicana.

Otros recuerdos que atesoraron durante su jornada a pedal fue  la abundancia de piedras sueltas, la alta inclinación de las montañas en las que constataron el régimen de lluvias, neblina y las bajas temperaturas existentes en esas alturas.

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